Insistimos desde Morfopsicología RRHH&Coaching que no sólo es importante la relación del niño con sus padres. Muy importante también es la que éste establece con los maestros de la escuela, que determinarán su aprendizaje y comportamiento en ella. La afectividad sería un factor muy importante en la relación. Aunque la escuela ha evolucionado mucho desde que el doctor Louis Corman escribiese sobre ello en Rostros y caracteres el 1985, lo que nos explica la Morfopsicología sobre el niño sigue siendo muy válido. En palabras suyas:
“El profesor de escuela un poco iniciado en Morfopsicología sabe por experiencia que todos los niños no son iguales, tanto afectiva como intelectualmente y que los rostros que tiene ante sí cuando aborda su clase le enseñan a modular su forma de enseñar según la naturaleza particular de cada uno de sus alumnos.”
Los dilatados son muy adaptables, “dóciles a lo que se espera de ellos, de memoria flexible, con facilidad para expresarse”. En el otro extremo, los retraídos “pueden traducirse por la falta de docilidad, de reacciones de bloqueo, de inhibición para expresarse”. En cambio los retraídos-abollados, apasionados, puede tener un buen resultado si su “impulso pasional se puede satisfacer”, ya sea porque la relación con el maestro es buena o bien porque sienten un interés especial en lo que están aprendiendo.
Otro aspecto que queremos apuntar es la necesidad de saber anticipar, con Morfopsicología, cuales van a ser las áreas en las que el niño se va a encontrar más a gusto y en cuales va a necesitar de más ayuda por parte del maestro. Así la educación debería tender a una aproximación respetuosa a la individualidad de cada niño, tanto emocional como de habilidades, para conseguir su máxima satisfacción y felicidad.
CORMAN, Louis, Rostros y caracteres, Instituto de Morfopsicología Louis Corman, Barcelona, 2013, pp. 336-337.
